![]() “No pretendo cambiar el mundo, pero en el pedacito que me tocó vivir, quiero hacer la diferencia”. “nacimos para ser felices, no para ser perfectos... los días buenos te dan felicidad, los días malos te dan experiencia, los intentos te mantienen fuerte, las pruebas te mantienen humano, las caídas te mantienen humilde, pero solo Dios te mantiene de pie!... No esperes a que venga un poeta para hacerte un aviso que diga lo maravillosa que es tu vida, tu hogar, tu familia y lo que con tanto trabajo hoy posees. Dale gracias a Dios porque tienes vida, salud y esperanza de poder seguir luchando para alcanzar tus metas... Que el Señor bendiga ese pedacito de cielo que es tu vida...”. (Fredy Monte Verde). Necesitamos aprender a decir con mayor frecuencia: gracias, te amo, eres importante para mí, perdóname, ayúdame. Necesitamos no perder la capacidad de asombro, de saber valorar la vida, la familia, las personas, la salud, el trabajo, de poder contemplar las maravillas que hay a nuestro alrededor. Necesitamos advertir que estamos en un paraíso, que nuestro Artífice es absoluto; nos ha hecho con tanta perfección y nos ha puesto en medio de un todo en marcha, en evolución y dinamismo. Necesitamos aprender a vivir, aprender a ser agradecidos. No podemos dejarnos llevar por la rutina, no podemos dejarnos absorber por el trabajo, por la superficialidad, por la ingratitud, por la vaciedad y por el negativismo. Necesitamos ser conscientes de lo que somos, tenemos, podemos, recibimos, necesitamos y fallamos para decir constantemente: ¡Te Amo!: “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa de él vivamente. El amor se siente, no se ve; el amor silencioso es el más fuerte de todos” (San Juan Pablo II). Ningún ser humano puede encontrar la verdadera felicidad si no se siente amado y si no es capaz de amar. ¡Perdóname!: nos cuesta reconocer nuestros errores, pero que importante es pedir perdón por nuestras equivocaciones. No sabemos que poder tan grande y sanador tiene el decir sinceramente perdóname, me equivoqué. ¡Tú eres muy importante!: tienes cualidades, talentos, facilita mi vivir, me ayudas con lo que haces. Necesitamos que se reconozcan las metas o los logros alcanzados. ¡Ayúdame!: no tengamos miedo, venzamos el orgullo y digámosle a la otra persona que necesito de ella. Yo no puedo solo; necesito de los demás, como ellos necesitan de mí. Hemos sido creados para vivir en relación con otros. ¡Gracias!: recibimos mucho y debemos estar agradecidos. No nos podemos imaginar que tan bien se siente alguien al advertir que son valorados sus esfuerzos, sus luchas, sus sacrificios, el amor que le pone a lo que hace. Frecuentemente nos acostumbramos a pedir, a mandar, a recibir y olvidamos agradecer. “La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá”. El Señor nos pide la gratitud, eso lo vimos en el texto de los diez leprosos curados: Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gracias a Dios, excepto este extranjero? (Lucas 17, 17-18) Si somos capaces de dar gracias a nuestro prójimo, seremos capaces de dar gracias a Dios. ¿Que más nos dice la Biblia al respecto? • Den gracias al Señor por su misericordia y sus maravillas para con los hombres. (Salmo 107, 8) • Doy gracias a Dios cada vez que me acuerdo de ti, en todas mis oraciones oro por todos ustedes, siempre oro con alegría. (Filipenses 1, 3-4) • Cuando hayas comido y estés satisfecho, Alaba al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado. (Deuteronomio 8, 10) • Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5, 16-18) Seamos agradecidos, positivos y valoremos lo que tenemos. Esforcémonos por que haya mayor amabilidad y capacidad de reconocer todo lo bueno que hay. Vivimos en un hermoso paraíso y recibimos tanto de los que están a nuestro alrededor y frecuentemente no somos capaces de disfrutar al dejarnos llevar por la rutina, la inconciencia y la ingratitud. Seamos más diligentes, conscientes y agradecidos. Dios los bendiga. Sady Pbro. |
KWMC
|