El Amor es tan fuerte que con gran humildad, discreción y poder bajó del cielo para darnos consuelo. Murió en tosca cruz y permitió ser sepultado, rompiendo la frialdad y la dureza de la roca y del pecado. Se hizo Señor de la historia, levantándose triunfante y haciéndose de nuestra salvación prenda y garante. Sin reparos por todo lo entregado, perpetúa su presencia entre nosotros: es Jesús Sacramentado. Se queda en un pan sin forma, ni figura que se hace pedazos para fortalecernos y cargarnos en sus brazos. Se queda en un poco de vino para sellar la Nueva Alianza y darnos vida eterna limpiando e iluminando el camino. El Amor es la verdadera fuerza del mundo, la verdadera fuerza del mundo es el Amor. Es imposible vivir sin el Amor como es imposible el Amor sin la Vida. Partiendo de la verdad que Dios es el Amor y que Él nos envió a su Hijo Jesucristo como máxima prueba de su amor, no podemos ser indiferentes ante el AMOR. Es una urgencia que abandonemos los odios, rencores, resentimientos y deseos de venganza. No podemos seguir levantando muros de división, separación y aislamiento; es necesario tender puentes que nos ayuden a construir el amor, la confianza, la unidad, la fraternidad y la esperanza. Necesitamos dar pasos firmes para no seguir sumergidos en la indiferencia. El querido Papa Francisco nos invita constantemente a no dejarnos arrastrar por el mundo que ha globalizado la indiferencia y la cultura del descarte: “La cultura del bienestar nos ha hecho insensibles a los gritos de los otros. Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, la globalización de la indiferencia nos sacó la capacidad de llorar”. También el Papa hace hincapié en “la diferencia que hay entre un encuentro y un mero cruzarse con otro, sin que haya un verdadero encuentro. Cada uno piensa en sus cosas, ve y no mira, oye y no escucha”. Necesitamos vernos, escucharnos, ayudarnos y amarnos. La vida no alcanza la plenitud si no nos miramos como hermanos, si en verdad no nos amamos y ayudamos. Hay unas frases que nos hacen reflexionar sobre el poder del amor y vale la pena tenerlas presente en nuestra vida: “Aprender a amar es la lección número uno de la vida”. Vivimos en un mundo moderno en donde resplandece la tecnología, la cibernética y las comunicaciones. El mundo se abre, desaparecen las fronteras y se acortan las distancias por la gran capacidad de información por los medios mediáticos; sin embargo, paradójicamente, es la época de mayor incapacidad para comunicarnos, para escucharnos, para vernos y para entendernos, porque nos ignoramos y nos miramos como máquinas y no como personas. Quizás estamos desaprendiendo a encontrarnos y a escucharnos. Riqueza, Inteligencia, ciencia y belleza sin amor, nos hacen perder la razón. Necesitamos primero aprender a amar, para comprender, valorar y disfrutar la vida. Hablamos mucho del amor: a él se le componen canciones, se le hacen hermosos poemas, se promueve ruidosamente el día de los enamorados celebrando mercantilmente el día de San Valentín, el mundo a grandes voces invita a hacer el amor, pero desafortunadamente nos hemos apartado del Amor, lo hemos desfigurado y olvidado, no lo hemos escuchado. “No te apresures en enamorarte, enamórate de Dios primero y Él te dará la persona adecuada, en el momento preciso”. “Amar es una locura, a menos que se ame con locura. ¡No ahorres el Amor!”. El amor de Jesús pasa por la locura de la cruz y la razón de la locura de la cruz es el Amor. “Este mundo está lleno de gente y de errores. Perdona los errores y ama a la gente”. La 1º. Carta del Apóstol Pablo a los Corintios en el capítulo 13 nos dice: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo perdona, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”. No olvides que “El amor de DIOS es como el océano, podemos ver su principio pero no su final” sumérgete en él con seguridad y confianza que solo en Él podrás encontrar felicidad al contemplar su infinita belleza y vislumbrar la plenitud. Ten presente que “El verdadero amor te debe llevar a aceptar al otro no como tú quieres que sea sino como es”. Te debe llevar a asumir los retos, los desafíos y las dificultades no como fracasos sino como oportunidades, sabiendo que “no debes dudar en perder una batalla, si esto te lleva a ganar la guerra” y que “cuando pases por una dura prueba y te preguntes donde está Dios, recuerda que el maestro siempre está en silencio durante el examen”. “Existe más hambre en el mundo por falta de amor, que por falta de pan”. Dice Segundo Galilea: “si en el mundo existen hombres que tienen hambre de pan, es porque muchos no tienen hambre de Dios, porque no es posible que tengamos hambre de Dios y permitamos que otros mueran por falta de pan”. El mundo será verdaderamente fuerte cuando acepte, ame y se deje amar por Jesucristo, solo amándolo a Él aprenderemos a amar a nuestros hermanos y hermanas. Él nos dice: “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos” y “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. ¿Comprendes la fuerza del Amor? El mundo de hoy nos urge a apuntarle al Amor, al verdadero Amor, al Amor de los amores, a Jesucristo el Maestro del Amor, a Cristo que es el Amor mismo, el que nos ama, nos enseña a amar y el que nos invita a amarnos los unos a los otros. No nos engañemos: dejémonos amar, amemos y luchemos sin descanso por la construcción de la civilización nueva del verdadero Amor. Solo en Jesucristo descubriremos la verdadera felicidad y encontraremos la fuerza del amor. Dios los bendiga. Sady Pbro. |
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