AMEMOS, RESPETEMOS Y SIRVAMOS A LA VIDADios nuestro Padre desde el momento de la Creación nos enseña que Él realizó todo cuanto existe en el universo en seis días y descansó uno y nos pide que seamos co-creadores, que trabajemos para dejar el mundo mejor de lo que lo hemos encontrado, que nos sirvamos de la creación y la cuidemos, pero también descansemos, que guardemos el sábado y le demos gloria a nuestro Padre y Creador.
Con el misterio pascual de Jesucristo nuestro Señor, sabiendo que Él murió y resucitó para darnos nueva vida, podemos comprender que el domingo es el día de la nueva creación porque Cristo recrea y hace nuevas todas las criaturas. (Domingo viene de la declinación latina dominus-domini = Señor) por ello ahora descansamos el domingo, en cuanto que es el día del Señor, el día de la nueva Creación. La sociedad de consumo nos ha querido quitar el día del Señor, el día de descanso, el día de estar en familia, el día de renovar nuestras fuerzas corporales y nuestro espíritu. ¡Necesitamos rescatar el sentido del domingo! Las maquinas también necesitan descanso y mantenimiento. En el Evangelio según San Lucas encontramos: “Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: “¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?” Jesús les respondió: “¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?” Después les dijo: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”” (Lc 6, 1-5). Con este pasaje evangélico el Señor nos enseña que debemos vivir las tradiciones, aun las religiosas, no desde la ley y la letra por la letra, en cuanto que esto mata. Debemos vivir las tradiciones desde el Espíritu, porque el Espíritu nos da vida. Debemos asumir las tradiciones con el verdadero sentido; por ejemplo, el sentido del domingo, día del Señor, día de descanso es para glorificar a Dios, para restaurar las fuerzas y el ánimo del cuerpo y del espíritu, no para aniquilar al ser humano, no para ir en contra de la salud, de la vida y de la dignidad de la persona. Hoy se piensa, o nos han hecho pensar, que si no trabajamos el domingo no vamos a tener lo necesario para el sustento. Eso es mentira. Con absoluta seguridad que si le damos el lugar que le corresponde a Dios, si sacamos tiempo para cultivar nuestra vida espiritual, para la familia, para el descanso, no nos va a faltar lo necesario para el sustento, con seguridad vamos a poder vivir mejor, vamos a tener más vitalidad, más dinamismo, más energía y la gracia de Dios nos hará más capaces de asumir la vida y los retos que se nos presenten con mayor lucidez y dinamismo. Dios nunca se deja ganar en generosidad; con Dios siempre salimos ganando. No nos hemos preguntado, ¿Por qué ahora tanto correteo para un lado y otro, estrés, familias rotas y disfuncionales, mucha más gente que no le encuentra sentido a su existencia y hasta se suicida, tanta descomposición moral y social? ¿No será que por la ambición de conseguir más dinero, cosas y confort estamos dejando de lado lo fundamental y nuestra vida se vuelve caótica? ¿No será que necesitamos sentarnos a replantearnos la vida? ¿No necesitaremos hacer una auténtica jerarquización de los valores donde le demos el primer lugar a Dios y a su plan de salvación, el segundo lugar a la familia, el tercer lugar al descanso, el cuarto lugar a nuestros amigos y el quinto lugar a nuestro trabajo asumiéndolo con generosidad y responsabilidad en los horarios establecidos? El Señor nos enseña que lo glorificamos con todo lo que hacemos a favor de las personas y de la creación. Por tanto, saquemos tiempo para la conexión con Dios, con la familia y con la comunidad, en procura de una vida más estable, armónica y saludable a nivel personal, familiar, eclesial y social. Él nos enseña que cada vez que estamos a favor de la vida lo estamos glorificando, porque la gloria de Dios es el hombre viviente ya que Él nos creó a su imagen y semejanza y nos creó para que seamos felices. Dios los bendiga, Sady Pbro. |
KWMC
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