Un Grito De Independencia Un grito se escucha en Ramá (Jer 31,15; Mt 2,13-18). Con estas palabras comienza uno de los oráculos el profeta Jeremías. El grito de desesperación de un pueblo oprimido que clama al cielo, por ayuda divina.
En todos los lugares y momentos de la historia se escuchan gritos de toda índole: algunos de esos gritos son los gritos de la victoria y alegría. No podemos dejar de lado el grito de alegría de los participantes de los Juegos Olímpicos de Rio; los atletas, nadadores, etc al levantar su anheladas preseas gritan de contento al ver confirmadas en aquel momento los numerosos días y horas de entrenamiento, y todos nos alegramos con ellos, máxime si con connacionales. Hay otros gritos de opresión o apabullamiento, y aún hay otros que brotan de momentos de desesperación y de deseo de sacudir el yugo del tirano. A éste último nos referimos en este opúsculo. Un grito ha resonado en los cuatro ángulos de la nueva España; un grito estentóreo se hace oír al otro lado del Atlántico; y como el resonar de un rio impetuoso, aquel deseo de libertad hoy celebramos como propio de los pueblos libres. El grito de Hidalgo es el grito de todo el pueblo mexicano que ansiaba libertad, y la bandera hoy enarbolamos como testimonio de aquella luz comenzada en Dolores. El grito del hombre de Dolores es la enseñanza bíblica misma del profeta, que en nombre de su Dios instaura libertad. La verdad os hará libres (Jn 8,31). Si queremos ser libres debemos vivir en la verdad. La libertad de México nació cuando se vio que era necesario reconstruir un pueblo en su integridad desde la verdad de su condición de pueblo oprimido. Al celebrar por estos días este acontecimiento no es de menos recordar que la construcción de la libertad es un proceso inacabado. Mas que nunca ahora cuando el oportunismo rampante en todos los ángulos violentan el sentir libre del pueblo de México. La libertad de estar en paz es deber nuestro conquistarla por todos los medios posibles y es deber del gobierno de garantizarla. La libertad de las familias destruidas a causa de ataques a la integridad de sus miembros y de la persona humana son en si deplorables, y deben llevarnos a gritar una vez mas como en Dolores. La libertad es sinónimo de orden. La corrupción y los índices de pobreza nos llevan a aquellos mismos días del cura Hidalgo y Costilla a levantar un grito por la justicia y el buen gobierno. Nada ha cambiado solo una bandera, un grito y un pueblo libre. Tenemos esperanza como la tuvo el pueblo de Dolores. Celebremos la libertad y luchemos por ella. La verdadera libertad consiste también en la verdadera sumisión al reino de Jesucristo y de la Virgen; bajo el estandarte de María de Guadalupe no arropamos y al grito de libertad venceremos. |
KWMC
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