NO AL LIBERTINAJE, SI A LA LIBERTAD Y A LA LIBERACIÓNLa palabra libertad procede del latín libertas, libertātis y se considera un derecho del ser humano y un valor. Aparece en diversos ámbitos, a saber: en la Filosofía, en la Religión, en la Ética y en la Moral. La libertad y el ‘ser libre’ hacen parte de la naturaleza humana.
El Apóstol Pablo nos dice: “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud”. (Gálatas 5:1) y «Todo me es lícito»; más no todo me conviene. «Todo me es lícito»; mas ¡no me dejaré dominar por nada!” (1 Co 6,12). Hemos sido creados para la felicidad en la libertad y si por la esclavitud del pecado hemos perdido nuestra identidad, el sentido de nuestra existencia y una de las características fundamentales del ser humano: la libertad, debemos levantarnos, ponernos firmes y apartarnos del libertinaje y de los demás opresores que nos esclavizan, advirtiendo que no todo lo que aparece apetitoso y llamativo me conviene, porque puede ser una forma de dominación y perdida de la libertad. Aunque parezcan muy elementales, constantemente debo hacerme estas preguntas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Para dónde voy? ¿Cuál es el sentido último de mi vida? ¿Soy un esclavo del pecado y del sistema? ¿Tengo conciencia clara de ser un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios: libre, capaz de amar e inteligente? No puedo perder mi identidad, por los ofrecimientos del mundo, por mi conformismo o por las leyes humanas en muchos momentos contrarias a la ley de Dios. Debo tener conciencia clara que el Señor Jesucristo vino para hacernos libres y para que le ayudemos en la tarea de liberar a los oprimidos por el mal: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el Evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, recuperar la vista de los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año favorable del Señor”. (Lc 4:18-19). No podemos continuar esclavizados por las tinieblas de la mentira, del engaño y del pecado. El mundo nos habla de una felicidad falsa que supuestamente conquistamos a través del poder, del placer y del tener. Fantasías que nos llevan al machismo, al libertinaje, al desenfreno, a la ambición, al egoísmo y al irrespeto de la dignidad humana. Estos engaños que nos ofrece el mundo nos seducen, nos esclavizan, nos humillan, nos llevan a la infelicidad y a la muerte. No nos dejemos sumergir en la mentira, busquemos la verdad. El Señor le dice a los judíos que creyeron en Él y hoy nos dice a nosotros: “Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi Palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: ``Seréis libres”? Jesús les respondió: En verdad, en verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado (Juan 8:32-36). Que la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (cuyo título oficial en Inglés es The unanimous Declaration of the thirteen united States of America) dada por la Cámara Estatal de Pensilvania (ahora Salón de la Independencia) en Filadelfia el 4 de julio de 1776 en el que se definieron como trece nuevos Estados soberanos e independientes y ya no reconocían el dominio británico y en su lugar formaron una nueva nación: los Estados Unidos, nos lleve a celebrar la liberación no solo del yugo que imponían unos conquistadores, sino que también nos lleve a vivir en la libertad de sabernos auto determinar con responsabilidad y verdad, como aquellos que creen en Cristo y aspiran a conquistar la ciudadanía del cielo y a vivir en la verdad y la libertad de los hijos de Dios. Que Dios los bendiga, Sady Pbro. |
KWMC
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