Miremos la importancia fundamental de la familia en la vida de la sociedad y de la Iglesia. Si acudimos a la Sagrada Escritura, en el libro del Génesis 1, 27-28. 2, 23-25 encontramos: “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla. “Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Nos habla de una familia compuesta por un hombre y una mujer que se unen por amor, que comunican vida y están al servicio de la vida, que comprenden que se unen santamente para fundar una familia estable donde puedan nacer sus hijos y crecer en un ambiente favorable.
Si leemos en el Génesis todo el relato de la creación encontramos que el ser humano fue creado hasta el sexto día, ¿Por qué sería? ¿Será que las demás criaturas son más importantes que el hombre? Lógico que no. Dios crea al ser humano, solo después de haber creado el paraíso porque no lo quiso tirar al vacío. Lo puso en un lugar hermoso, donde se sintiera a gusto, confortable. Con esto nuestro amado Artífice, Dios, también está enseñando a sus hijos que para procrear es necesario tener un espacio agradable y amable a donde lleguen los nuevos seres y se sientan a gusto, en una armonía familiar donde hay la figura paterna y materna, donde hay seguridad y estabilidad emocional, donde se vive en amor y donde se tiene la seguridad de un clima de familiaridad, protección y seguridad para el sano crecimiento del nuevo ser, este espacio oportuno se llama familia, al estilo de la familia que nos pone como modelo nuestro Padre, Creador y Soberano: Dios nuestro Señor. Dios no es un solterón, sino una familia, la familia Trinitaria, modelo de toda familia, ya que cada una de las Divinas Personas, aunque tiene distintas atribuciones, tiene una única misión: la santificación y felicidad del ser humano. Si nos trasladamos al misterio de la Encarnación, cuando Cristo, no haciendo alarde de su categoría de Dios, se anonada y viene hasta nosotros, podemos advertir que, aunque fue engendrado sin el concurso de varón, quiso nacer en una familia donde recibiera el amor, el cuidado, las orientaciones y las provisiones de un padre y una madre, por la importancia de crecer teniendo bien presente y como modelo de vida las figuras paterna y materna. Necesitamos recobrar la importancia de la familia, no según los prototipos de la modernidad que desfiguran la original y autentica figura de la familia: hombre y mujer que viven unidos a su Creador, en amor, armonía y colaborándole, como co-creadores, transmisores y custodios de la vida. No se puede perder de vista la gran importancia de la figura paterna en la vida de la familia. La figura de padre y esposo es muy importante en la vida familiar. No es lo mismo cuando un hogar cuenta con la bendición de tener un papá que muestra amor, cuidado, protección y la capacidad de ser proveedor, a cuando una mujer como cabeza de hogar le toca sola ser papá y mamá. El esposo debe ejercer su papel de liderazgo iniciando con su propia relación espiritual con Dios y sirviendo como ejemplo para que los demás miembros de la familia se acerquen al Señor y después de conocer y amar al Señor y sintiendo fuerte su presencia en él, ayude a infundir en los suyos las virtudes y los valores evangélicos. En el mes de junio, cuando la sociedad de consumo nos invita a celebrar el día del Padre de familia, debemos aprovecharlo todos para replantearnos la importancia del Papá en la vida del hogar. Debemos respetarlos y demostrarles más amor, gratitud y cariño. No podemos dejarnos enredar por las ideologías modernas de pensar en otra figura de familia, distinta a la que nos propone nuestro Buen Dios. No podemos dejarnos enredar por las falsas ideas de la sociedad moderna de creer que da lo mismo con que haya o no haya la figura paterna en la vida del hogar. Muchas gracias papás por su misión, su compromiso y su responsabilidad para querer fundar santamente una familia, comunicar responsablemente el don de la vida y querer ser su proveedor y custodio. ¡Feliz celebración del Padre de familia! Dios los bendiga, Sady Pbro. |
KWMC
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