“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha enviado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda sino que tenga vida eterna”. (Jn 3,16). El evangelista San Juan nos dice cómo el amor de Dios por nosotros permitió que su Hijo viviera la Encarnación (misterio a través del cual Cristo unió su naturaleza Divina a nuestra naturaleza humana, haciéndose hombre como nosotros). San Lucas lo atestigua: “María entonces dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?” Contestó el Ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios””. (Lc 1, 34-35). Es así como con alegría y fe celebramos año tras año la Navidad (Solemnidad con la cual los cristianos conmemoramos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo), para hacernos partícipes del anuncio del Ángel a los pastores: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» (Lc 2:10-12). Navidad del latín Nativitas nativates que significa nacimiento. En ingles decimos christmas, contracción que significa Liturgia o Misa de Cristo. Navidad es la fiesta del nacimiento de Jesucristo; noche de bendición; fiesta de la vida. Fiesta del misterio del abajamiento y la humillación de Dios que siendo el Rey grande y poderoso viene a nosotros como pequeño siervo; siendo Rico se hace pobre para salvarnos y enriquecernos a todos. Los cristianos católicos hacemos memoria de la navidad, entre otras tradiciones, vistiendo el pesebre (representación en figuras del Niño Jesús, la Virgen María, San José, el Ángel, los Pastores, los Reyes del Oriente, la mula y el buey, con las que se hace la réplica del escenario donde fue hallado el Niño Jesús por los pastores que venían a adorarle. Sin embargo aunque el Señor Jesucristo naciera miles de veces y nosotros año tras año vistiéramos el pesebre, si no le permitimos que nazca en nuestro corazón esta celebración pierde su significado en nuestra vida y nosotros nos seguiremos sintiendo vacíos. Necesitamos decirle en esta Navidad: Señor, te ofrezco mi corazón como pesebre, para que tu nazcas, aunque pobre por mis miserias y pequeñeces, quiero abrigarte con mi fe sincera y con mi generoso amor. Celebramos con gran alegría este acontecimiento que divide la historia en dos: antes y después de Cristo, porque deseamos que el anuncio del Ángel, así como en aquel tiempo abrigó la fría e iluminó la oscura noche en que estaban los pastores de Belén, también abrigue nuestra esperanza e ilumine nuestra vida con la gracia del Señor. Él Señor nos invita a: prepararnos para desatar los nudos de los odios y rencores buscando el perdón y la reconciliación; calentar el mundo congelado por la indiferencia y el desamor, buscando ponernos en camino para acercarnos a nuestro prójimo; vencer el egoísmo que nos encierra, saliendo al encuentro de nuestros hermanos y hermanas; luchar por levantarnos de los vicios que nos paralizan e imposibilitan para buscar la libertad de los hijos de Dios; no dejarnos engañar por el consumismo que nos quiere hacer creer que la navidad es: gula, despilfarro, vicios, discriminar, malbaratar, comprar, estrenar y desatinar. El Señor nos invita a comprender que el verdadero sentido de la Navidad es: compartir, estrechar los lazos familiares, afianzar la fraternidad y la solidaridad. Buscar la conversión. Caminar hacia Él fortaleciendo nuestra vida espiritual y descubriéndolo en los rostros sufrientes de nuestro prójimo. Vivir en el amor auténtico y verdadero que nos enseñó Nuestro amado Señor Jesucristo y nos lo testimonia el Evangelio. Celebrar la Navidad es vivir en el gozo por las buenas nuevas que nos trae el Señor: “Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia”. ¿Comprendes que es Navidad? ¿Deseas celebrarla? Vivamos el Adviento (palabra latina “adventus” que significa “venida”; para nosotros los cristianos hace referencia a la venida de Jesucristo y que en la liturgia de la Iglesia comprende las cuatro semanas que anteceden a la Navidad. “Período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro”.) como una oportunidad para prepararnos espiritualmente en la fe, la esperanza y el arrepentimiento para la llegada del Señor. Para dejar que Cristo nazca y viva en nuestro corazón, en nuestra familia y en la comunidad. Trabajemos para que no sea un adviento y una navidad más, sino que sean el adviento y la Navidad de nuestra vida. Dios los bendiga. Sady Pbro. |
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