Diagnostico: ¡Carencia de Espiritu!Queridos hermanos y hermanas: vivimos en un mundo muy secularizado y dado a los placeres donde se le da mucho espacio e importancia a la material y dejamos de lado el Espíritu; todo esto se refleja en nuestras vidas: muchos proyectos, pedagogía, métodos, medios, redes sociales, formas y ausencia de Espíritu, de sentido común, principios y raíces; necesitamos asumir convicciones estables, claras y profundas. Cantidad de acuerdos, mensajes, noticias acomodadas; muchos esfuerzos y cansancios, noches largas de trabajo y pocos resultados. Necesitamos escuchar al Señor, ser dóciles a su Santo Espíritu; necesitamos tirar las redes al derecho y en su nombre; sin su gracia no lograremos nada bueno. Necesitamos espiritualizar nuestra vida; nuestra vida debe tener Vida! ¡Necesitamos ponerle alma al cuerpo, debemos darle espacio a quien nos dio el espacio! Necesitamos vaciarnos de nosotros mismos para colmarnos del Espíritu de Dios. ¡Vasta de vivir en el vacío y en el sinsentido de nuestra vida! Vivimos en un mundo con muchas posibilidades, con grandes adelantos científicos y tecnológicos, obra de Dios, pero, ¿los sabemos usar? Nos estamos quedando en las cosas pero sin Dios. Perdemos el sentido de lo material, usamos los medios como metas y fines y nos hacemos daño. Nuestra vida necesita dar espacio al Espíritu, sin Él nos estamos asfixiando. Auxilio… Oxígeno… La rama que no está unida al tronco se seca, no da fruto. El miembro que no está unido al cuerpo se muere, empieza a oler a feo. El ser que no está en intima comunión con su Creador pierde su sentido, su finalidad; sus obras son de muerto, sus frutos son amargos y ya no agradan. Necesitamos dejar que corra por nuestras venas la Sabia, el oxígeno del Espíritu de Dios para tener Vida y dar buenos frutos. Por el Bautismo y los demás Sacramentos nos convertimos en Templos del Espíritu Santo, en Tabernáculos que permiten sentir la presencia de lo que no se ve pero sabemos que está ahí. Padecemos de ansias de poder, de placer y de tener; tenemos poco interés por ser. ¿Quizás sentimos desprecio por la obediencia, la mortificación y el aprender a bastarnos con lo que tenemos; no será carencia de Espíritu? Muchos deseos de aparecer y “hacer”, pero poco o nada de aprecio por el ser, por saber ser, por aprender a vivir. Reflejo de carencia del Espíritu en nuestras vidas. Nos preocupamos mucho por “hacer cosas para Dios o en su nombre y olvidamos hacer lo que Dios quiere”. Corremos para un lado y para otro buscando la felicidad y nos olvidamos de nuestra familia, de nuestra vida interior, olvidamos que la felicidad verdadera solo nos la puede dar el Espíritu de Dios. Olvidamos contemplar, escucharnos, escuchar, conocer y conocernos. Necesitamos del Espíritu. La luz que señala como se encuentra el tránsito en el mundo, está en rojo, nos está diciendo: “peligro, pare, bájele a la velocidad y busque el camino correcto; déjese guiar por “los signos de los tiempos”, necesitas a Jesucristo, no son suficientes tus fuerzas y tus destrezas. Necesitas de las fuerzas y las gracias que vienen del Santo Espíritu. Solos no entendemos las señales, nos perdemos, necesitamos subir a Getsemaní, doblegar nuestra altivez, hacerle violencia a nuestros caprichos y autosuficiencia y ser dóciles a la voluntad de Dios. Necesitamos vivir el Pentecostés del día a día para no dejarnos emborrachar con los aplausos y vivas de los domingos de palmas, ni exasperarnos por los improperios, silencios, ausencias y tardanzas de los viernes de pasión. En todo abrámonos al Espíritu de Dios, así lograremos ver mejor el mundo y vivir más felices. Dios los bendiga, Sady Pbro. |
KWMC
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