La Virgen de Guadalupe es la Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra, llamada así por las circunstancias en que apareció en el Tepeyac, México. “Sería el náhuatl, como variación de la palabra coatlallope: «la que aplasta a la serpiente» (de coatl, «serpiente», a, preposición y llope, «aplastar»), con la que Juan Diego se refirió a la aparición que tuvo”.
Es importante recordar que la Santísima Virgen María es una sola, llamada de diversas maneras o a través de diferentes advocaciones. Las Advocaciones son títulos, atributos, características, dones, apariciones, referencias o nombres que se le dan, en este caso a la Santísima Virgen María Madre de Dios. Literalmente indica el “modo de llamar” o designar. El diccionario de la real academia española, nos dice que “el término advocación se aplica al nombre de una persona divina o santa y que se refiere a determinado misterio, virtud o atributo suyos, a momentos especiales de su vida, a lugares vinculados a su presencia o al hallazgo de una imagen suya”. Nuestra Madre, la Iglesia Católica, reconoce un sin número de advocaciones Marianas a través de las cuales se rinde culto de diversas maneras a la Madre de Dios y Madre nuestra, de acuerdo con las expresiones culturales de cada país, región o pueblo. Las advocaciones se pueden clasificar de acuerdo a la clase de inicio que han tenido. Enuncio a continuación las más comunes: En razón de la existencia de un misterio divino: Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de la Anunciación, Nuestra Señora de la Natividad, Nuestra Señora de la Asunción. En razón de atributos o virtudes de la Santísima Virgen María: Nuestra Señora del amor hermoso, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, María Auxiliadora, Nuestra Señora de los Remedios. Por la existencia en ese lugar de una aparición mariana en el lugar de referencia, con un fin y un mensaje específico: Nuestra Señora del Pilar (España). Nuestra Señora de Lourdes (Francia). Nuestra Señora de Fátima (Portugal). Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (Colombia). La advocación más antigua: la Virgen del Pilar, porque surge cuando Ella aún vivía terrenalmente, según cuenta la tradición, a principios del mes de enero del año 40, Santiago apóstol (el hijo de Zebedeo), llega a la ciudad romana de Caesaraugusta, hoy Zaragoza (España). Fue entonces cuando tuvo la aparición “en carne mortal” de la Virgen María”. Para alentarlo en la obra de la evangelización. (Henry Vargas Holguín). Santuarios con advocaciones marianas más visitados y que suscitan devoción de las más arraigadas en el mundo: Santuario de nuestra Señora de Guadalupe, en México (Su fiesta el 12 de diciembre). Santuario de nuestra Señora de Lourdes, en Francia (Su fiesta el 11 de febrero). Santuario de nuestra señora de Fátima, en Portugal (su fiesta el 13 de mayo). Advocaciones marianas más famosas del continente americano: México y las Américas: Nuestra Señora de Guadalupe. Argentina: Nuestra Señora de Luján. Bolivia: Nuestra Señora de Copacabana. Brasil: Nuestra Señora Aparecida. Canadá: Nuestra Señora del Santo Rosario del Cabo. Chile: La Virgen del Carmen de Maipú. Colombia: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Costa Rica: Nuestra Señora de los Ángeles. Cuba: Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Ecuador: Nuestra Señora del Quinche. Estados Unidos de Norte América: La Inmaculada Concepción. Guatemala: Santa María del Rosario. Haití: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Honduras: Nuestra Señora de Suyapa. Nicaragua: La Inmaculada Concepción de El Viejo (La Purísima). Panamá: Santa María de la Antigua. Paraguay: Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé. Perú: Nuestra Señora de la Merced. Puerto Rico: Nuestra Señora de la Divina Providencia. República Dominicana: Nuestra Señora de Altagracia. San Salvador: Nuestra Señora de la Paz. Uruguay: Nuestra Señora de los Treinta y Tres. Venezuela: Nuestra Señora de Coromoto. No tengamos miedo darle culto de veneración a nuestra Madre Santísima, la Virgen María de Guadalupe o en cualquier otra advocación. El significado de darle culto es considerarla colmada de virtudes y gracias; en la Sagrada Escritura encontramos que el Ángel mismo le dice a la Virgen: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios” (Lc 1, 28. 30). Si Dios la reconoce como llena de gracias, ¿por qué nosotros, pecadores, no le podemos reconocer su santidad, predilección y gracia? La Iglesia católica distingue claramente tres clases de cultos: LATRÍA: o de adoración y este se lo ofrecemos solamente a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con este culto aceptamos que Dios es Todopoderoso y lo amamos sabiendo que es el más sublime de los seres. Hiperdulía: o veneración especial a la Santísima Virgen María, pues la amamos y exaltamos por ser madre de Dios y madre nuestra y por ser esa criatura adornada de tan excelentes virtudes. Dulía: o veneración que ofrecemos a los demás santos, con respeto y admiración por su ejemplo de vida. Amemos, veneremos y sigamos los pasos de la Virgen, camino seguro para llega a Cristo, y dispongámonos con actitud de fe y de verdadera conversión para escuchar lo que escucho el bienaventurado Juan Diego: “Oye y ten entendido hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí?, ¿No soy tu Madre?, ¿No estás bajo mi sombra?, ¿No soy yo tu salud?, ¿No estás por ventura en mi regazo?, ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa”. Trabajo de investigación y recopilación de Sady Nelson Santana M. Pbro. |
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